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Filtros activos
La regulación automática es la mejor solución para mantener el agua de la piscina en perfectas condiciones. Se adapta a todos los tipos de sistemas de filtración y no requiere una gran modificación de la instalación ya existente. Se coloca después del filtro, antes de que el agua retorne a la piscina para evitar que las partículas en suspensión en el agua puedan dañar el equipo.
Un regulador automático de pH ofrece comodidad, al evitar que se tenga que realizar el control manual de sus opciones. El propio equipo se encarga de la regulación de forma automática. La comodidad en el control del pH de tu piscina permite el disfrute a plenitud y evitar preocuparse por el mantenimiento.
Hay dos parámetros importantes que el dispositivo debe regular:
– El pH: Es el indicador que mide la acidez o alcalinidad del agua, una característica química de la que dependerá cómo reaccionan todos los productos químicos que se usen para el tratamiento del agua de la piscina. Se considera que el agua es óptima si los niveles de PH se encuentran entre 7,2 y 7,6.
– El redox: Es el potencial de reducción-oxidación del agua. Este parámetro se emplea para determinar la capacidad de esterilización del agua e indica la falta o exceso de cloro en nuestra piscina. El equipo regula en consecuencia la proporción de cloro en el agua. Aquí encontrarás nuestros cloradores salinos para regular el redox.
A la hora de elegir la regulación automática deben tenerse en cuenta tres aspectos: el volumen de la piscina, el tipo de regulación y la bomba dosificadora.
